Brincadeira carioca

Río de Janeiro es una ciudad de contrastes sorpresivos. Hay construcciones antiguas imponentes con estilo clasicista de influencia francesa, porque en ella se asentó el poder ejecutivo durante la mayor parte de la historia de Brasil (único país de Latinoamérica en el que existió una monarquía). Esta vibrante “Cidade Maravilhosa” es famosa por sus carnavales, sus cultos a Yemanja (la Diosa del Mar), su paisajismo y más.

En esta ciudad la mayoría de la gente viste de manera sencilla, en shorts, franela (o sin ella), es normal andar prácticamente desnudo (en sunga) porque se está yendo o regresando de la “praia”. Los tatuajes (súper comunes) se exhiben por doquier.

Los cariocas tienen un humor que fluye caudalosamente. Hacen muecas, actúan, pareciera que quieren hacerte reír a como dé lugar, y lo hacen muy seriamente. Cuando me regalaron mi primer mapa de la ciudad me dijeron: “Vocé tein que cuida seu gps manual, porque é muito mais caro que aquele digital”. Seguidamente, unos recién conocidos me explicaron la expresión «vamos embora» (que significa partir de una vez) que en Río algunos la abrevian como «bora». Me preguntaron: ¿Bora? Y yo respondí: Bora. “Ah, como que você e un é um “borador”, Va onde seja, no le importa ni onde”.

Cuando los cariocas hablan suelen subir el tono de voz. Si gritar ayuda a drenar el estrés, esta debe ser una de las razones por las que lucen despreocupados. Los vendedores de las tiendas atienden de manera relajada, bailan mientras doblan la ropa. El chofer del autobús canta mientras conduce (aunque el tráfico sea pesado), también canta el obrero de la construcción canta cuando ve pasar una garotinha. Dan ganas de quedarse en Río hasta encontrar el secreto que permite hablar y cantar, sin sentir ningún complejo.

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